A pesar de su naturaleza tranquila y despreocupada, los gatos también son sensibles a los estímulos de su entorno y pueden llegar a padecer estrés… IVA te explica como los felinos lo manifiestan…

Hay diversos factores que pueden afectar negativamente al estado de ánimo de un gato, como cambios sucesivos en la rutina o una mala relación con otro felino. Estos estímulos acostumbran a derivar en alteraciones del comportamiento que, a menudo, pueden no ser identificados como síntomas de estrés por los dueños: algunos de estos animales tienden a mostrar conductas asociales como reducir sus actividades exploratorias o incluso esconderse durante largos períodos de tiempo. Otros tienden a mostrar signos más evidentes como trastornos compulsivos (un marcaje obsesivo del territorio mediante la orina, por ejemplo).

El estrés puede llegar a derivar en hábitos que afecten al bienestar físico del animal como disminuir o prescindir de los hábitos de aseo, lo que lleva a la caída del pelo y a posibles infecciones, la consecuencia más grave del estrés es la anorexia.

Los gatos necesitan tener lugares donde esconderse y un emplazamiento fijo para realizar sus rutinas, características con las que no siempre cuentan. Otro error común es introducir un segundo gato en la residencia: los dueños de estos animales tienden a considerar que son como los perros y que, por tanto, se llevan bien con otros ejemplares de su especie, pero no es para nada así porque son tremendamente territoriales, si se suma otro gato en casa, tiene que introducirse con mucho cuidado, haciendo que se acostumbren al olor del otro -primero sin verse- y que, cuando puedan estar uno frente al otro, en primera instancia sea sin la posibilidad de tocarse y siempre relacionando la presencia del segundo felino con una experiencia placentera -como una comida especial o un juguete nuevo.

Un recién nacido también es un elemento nuevo en casa que trae muchísimos cambios con él: alteraciones en la disposición del hogar, visitas constantes, olores nuevos…»Es importante preparar al animal con tiempo. Si se le va avisando es fácil evitar el estrés pero, si no, las derivas de comportamiento pueden ser demasiado graves y la convivencia imposible», advierte Amat, que lamenta la cantidad de programas televisivos que dan consejos que no son útiles y que incluso pueden llegar a resultar perjudiciales. Por ello, recomienda siempre consultar al veterinario y no dejarse asesorar por nadie que no sea un experto en comportamiento animal.

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